Una mañana se levanto de la
cama, en un día soleado, aunque adentro sentía la presión de una tormenta de
sensaciones ambiguas, que mojaban sus mejillas de tristeza, miro a su al
rededor noto los cambios, entendió cada señal, fue hacia el baño, lavo su
rostro y se enfrento a su imagen en el espejo, mirando profundo hizo hincapié
en sus recuerdos, buscando en su interior esos momentos que lo llevaron a
elegirla, a darse cuenta que la vida le había jugado una vez mas una mala
pasada, siguió observando y reconoció la tristeza en sus ojos, caído, descuidado,
abatido, frustrado.
Siguió buscando en su
memoria, recordando el momento preciso donde y cuando la conoció, aquellas
cosas que lo acercaron a ella, que le marcaron el rumbo a seguir en un momento
de su vida, al espectro donde se encontró feliz.
Volvió al cuarto desgarbado, azorado
por su falta de ganas, volvió a recorrer con la mirada ese buro con fotos del
pasado, que lo transportaban a esa felicidad efímera que compartió, que vivió,
que sintió.
Tomo coraje, la analizaba
mientras ella dormía, buscando respuestas que lo hicieran declinar de su decisión,
tratando de entender el porqué de cada situación, de cada mal entendido, de
cada herida que se fue causando en su corazón; con desazón pensaba en la posibilidad
de seguir adelante, aunque el ya sabía hacía tiempo que las vidas eran
distintas, que los objetivos y proyectos también, y que ya nada volvería a ser
lo que había sido en un tiempo pasado.
Tomo coraje y fue hacia el
ropero antiguo, agarro su valija la dio vuelta y vacio los recuerdos malos,
solo se quedo con los pequeños buenos y comenzó a rellenarla con su presente y
sus ganas de salir adelante, guardo sus camisas, tapados y pantalones, sus
pares de medias y un par de zapatillas viejas, un álbum de fotografías en
blanco y negro y la cerro…
El sabía bien que todo había cambiado,
salió del cuarto viéndola dormir, sabía que ese día se había terminado, que ya ni
una charla podía componer el cristal de esta copa rota, le dio un pequeño beso
en la mejilla, acaricio su pelo, ella esbozo un sollozo temeroso de satisfacción,
una lagrima tímida cayo del rostro de él, muriendo lentamente en las manos de
ella, el final había llegado, el debía partir.
Bajo la escaleras
sigilosamente, preparo un café dulce, recorrió nuevamente en sus memorias, recordando
desayunos, tardes soleadas, ideas de vida, solo encontró viejos recuerdos de un
pasado alegre, un presente desolador y un futuro promisorio, ese viaje que los encontró
juntos por primera vez, esas sonrisas que alguna vez iluminaron sus días y esas
charlas que los llevaban a soñar, otra lagrima escurridiza recorría nuevamente
su mejilla para explotar en el antiguo mantel de cuadros .
Agarro su valija sin hacer
ruido giro el pestillo de la puerta, manipulo sutilmente la manija y se abrió la
puerta, en puntas de pie decidió irse, ya no era bienvenido en la vida de ella,
sus elecciones ya no lo involucraban, la presencia y acciones de él eran
tristemente reconocidas, el sabía que había cumplido su papel en el tiempo que
duro, y con la cabeza en alto decidió cruzar el umbral y marcharse, bajo el
sutil sol de una mañana invernal, la vida sabia quiso que las cosas fueran así
y ya nada quedaba por hacer.
Tristemente fue alejándose , ya
la necesidad de tenerla y sentirla cerca paulatinamente irían desapareciendo,
ella logro esa terrible sensación en su ser, mientras caminaba el iba pensando
en que el tiempo se iba a encargar de curar las cicatrices en su corazón.
Buscando fortaleza el sigue
adelante, se aleja como volando bajito, reconociendo la enseñanza que le dejo
una nueva relación, sin pensar en lo malo, buscando tristemente que todo se
solucione. Despacito se va moviendo, medio cansado de perder tanto en este
juego, esperando que un día un lecho lo reciba, una caricia lo contenga y donde
solo sienta que aquellas cicatrices por las que paso hayan servido para algo…de
vez en cuando la llora y mirando al cielo pide que sea feliz, el solo se aleja.
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